dissabte, 3 de juliol del 2010


Soy el que sabe que no es menos vano

que el vano observador que en espejo

de silencio y de cristal sigue el reflejo

o el cuerpo (da lo mismo) del hermano.


Soy, tácitos amigos, el que sabe

que no hay otra venganza que el olvido

ni otro perdón. Un dios ha concedido

al odio humano esta curiosa llave.


Soy el que pese a tan ilustres modos

de errar, no ha descubierto el laberinto

singular y plural, arduo y distinto,


del tiempo, que es uno y es de todos.

Soy el que es nadie, el que no fue una espada

de la guerra. Soy eco, olvido, nada.

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