
Estoy emocionado. Siento mi cuerpo como una máquina de precisión de reposo. Yo he tenido verdaderas aventuras. No recuerdo ningún detalle, pero veo el encadenamiento riguroso de las circunstancias. He cruzado mares, he dejado atrás ciudades y he remontado ríos; me interné en las selvas buscando siempre nuevas ciudades. He tenido mujeres, he peleado con individuos, y nunca puedo volver atrás, como no puede un disco girar al revés. ¿Y adónde me lleva todo aquello? A este instante, a esta banqueta, a esta burbuja de claridad rumorosa de música.
And when you leave me.
Sí, yo que tanto gusté de sentarme en Roma a orillas del Tíber, de bajar y remontar cien veces las ramblas de Barcelona, por la noche; yo, que cerca de Angkor, en el islote de Baray de Prah-Kan vi una baniana que anudaba sus raíces alrededor de la capilla de los nagas, estoy aquí, vivo en el mismo instante que los jugadores de malilla, escucho a una negra que canta mientras que fuera vagabundea la noche débil.
El disco se ha detenido.